Poesía subterránea nacida en el Teniente" Rancagua Chile"

Es tanto el dinero ganado en esta bonanza del cobre, que quieren llenar de empresarios todo Codelco... para que ellos se lleven en sus bolsillos parte de esta alegría... Y como tienen alma de esclavizadores... Los gerentes y administradores, con la venia del presidente. Quieren comprar con el mismo dinero de todo chile, nuestros beneficios... Ganados por antiguos mineros... A fuego y sangre... En vez de nivelar para arriba... Quieren tener trabajadores... Sin ningún beneficio, a precio de mercado... DE SUS PARTICULARES MERCADOS.

El saber el número de un carro fue el detonador de dos tragedias, algo tan simple un número, trajo luto, llanto… Dos compañeros partieron… amargamente en segundos tan extraños, en momentos irreales… donde la muerte reina; Un número de un carro… la vida tan frágil sucumbió tan solo con eso, y pasaron a ser un número más de la fatídica Estadística de los muertos del teniente. A un palanquero  se le solicito que diera el número del carro en que iba, este al no acordarse, salió de el carro para tratar de ver el número, esto en movimiento, muriendo en el intento. "La falta de experiencia le jugo en contra" Su compañero aparte del colapso nervioso de ver a su gancho muerto, tuvo que declarar ante investigaciones, Salida de turno de noche, en el hospital le colocaron un calmante para ayudarlo… Después de unas horas este viajaba a toda velocidad de vuelta a su casa, quedándose dormido, falleciendo .

A dos parada de coligue esta la zanja cortada... A dos paradas de coligue... La APD estará colgada, y el operario vislumbrando su misión... Eleva el cargamento explosivo, para hacer caer la roca... Para que continué su viaje al fuego rojo de los lingotes... Pero esta ves... nada de eso paso, el coligue no soporto el peso del explosivo... rompiéndose en filoso destino, no podía ser peor, un ojo en su camino se llevo, a dos parada de coligue, estaba la roca dormida... Dos parada de coligues nada más. y un movimiento de muñeca al tirar del cordón del explosivo, se hizo triza la rutina, a dos parada de su destino

Y los trenes andan por los rieles como saetas… raudamente a los OP. a descargar su tesoro diario, pero a veces sucumben al ir y venir y caen a los durmientes, interrumpiendo su vuelo diario… Entonces al hombro perros, eclipsas, transpiración, velocidad… hay que subir las ruedas a los rieles… esa es la premisa, porque los trenes andan por los rieles… como saetas a toda prisa.

El Jefe Ese era el grito cuando él aparecía y el huracán todo a su paso movía... el ayatola ... todos decían, pues encontraba todo malo ese día ... retos, gritos ... se oían ... El Jefe 38 años a cargo de la mantención, siendo el tata ... el Dios ... 38 años de ver el rodar y rodar de carros, trenes, día a día Hasta que llegó el día final tantas cosas que recordar como cuando pendiente uno estaba si su teja venía ladeada Para poderle hablar. Una escuela antigua del mandar que con el paso del tiempo se tuvo que cambiar ... pero las mañas quedan ... y el jefe, es jefe nada más. Sin saber si bromeaba o era verdad 38 años, el Doctor ... costó tomar la decisión del último adiós.

Como buques subterráneos sonaron emotivas sirenas que despedían a su capitán después de 36 años de labor… Los trenes y sus maquinistas decían adiós… al maestro, al amigo… que los acompaño en cada labor, si salieron miles de toneladas de piedras, fue por sus conocimientos por su tesón. Sotito extrañaremos tus consejos, tu humor… esa risa ingeniosa en una pensada reflexión; no en vano lloraron las locomotoras en este el ultimo adiós.

Que se piensa cuando hay que partir…? ¡En el futuro… en el pasado! En los minutos que quedan… Oh en los que tienen que venir, ¿Que se mira al partir? Los rostros de los amigos, La oficina, el taller… Los equipos, a mina…. Oh el caminar que tuviste por años por estos socavones, ¿ qué echaras de menos? la rutina, el trabajo, el diario compartir… el sentirse activo… la tranquilidad de un porvenir. ¿ Por qué se aprieta la garganta y el llanto se retiene al partir? es la pena o la felicidad, es pensar que nunca más volverás a estar aquí… ¡ qué largos son los últimos minutos! que distante se veía el partir… Pero ya ves estas aquí… A minutos del fin.

Como perder el miedo... Miro a mí alrededor y no veo nada, ¿donde está el orgullo de ser minero del teniente…? que solo veo trabajadores derrotados, que piensan desde ya, en que más vamos a perder, no, en que vamos a ganar… con la cabeza inclinada… murmurando un problema… una desazón, sin atreverse ni siquiera a sacar la voz… ¿donde están aquellos que hacían sonar sus botas  anunciando su presencia…? ¿donde están los leones del cobre? pilar de la economía chilena, tal parece que todos murieron… nadie nos une…nadie nos motiva… tenemos miedo a perder el trabajo… y se nos está yendo la vida… no dejando un futuro posible… si no que una triste historia de vida… que se extingue lentamente en la mina. ¿Que puedo hacer para devolverles el orgullo, el valor, las ganas de cambiar el mundo,? ¿que los puede motivar para dejar de pelear, entre ustedes, enfrascándose en luchas poco nobles para conseguir un asenso…? cómo les corto las cadenas de esclavos

Cuando termina el turno, el minero sólo quiere desplomarse en los asientos, para recuperar sus energías gastadas. Se cierran los ojos, se aletargan los músculos; cuando van en el tren  abandonando su diaria jornada. Mañana volverán, con sus energías renovadas, mañana, será hasta mañana... por hoy la pega está terminada.

En la fría espera están en silencio, esperando su valioso cargamento… incansables, puntuales… imperturbables contra las inclemencia del tiempo, están día y noche siempre dispuesto

Mudas, solitarias. Cuelgan las herramientas, Esperando su momento, su instancias para actuar…. Una línea, un cambio que arreglar…. un desrielo, un embanque, y hombres, ingenio, fuerza, las tomaran… En esa hora ingrata en las que tienen que despertar.

en la soledad de las alturas entre giros y giros de lento transitar… elevas diariamente al personal, sin un dialogo… un conversar, pasan días, noches, rutinarias, cuidando de la jaula

Desde los rincones más oscuros sales roca mineral y el hombre en un río de luz te ha de transformar; Sudor y cansancio, convierten en un as de luz nuestro trabajo. Forjadores del cobre, sacas al mundo la oscuridad en lingotes de cobre.

Con el trompo al hombro con sus botas sonando, el minero de pique va trabajando, por los piques escalando causa asombro, con sus herramientas al hombro, el pique va perforando, su broca va cargando, los tiros ya hechos, para botar un buen trecho del pique que se está realizando