El chaqueta cuento


De mi libro de cuentos mineros 2
El Chaqueta.-
Dan la nombrada y me toca ir a apoyar al chaqueta en una chimenea de destranque.
“El chaqueta es uno de los últimos mineros de pique junto al Alcatruz… “voy al cruzado y ahí está mi gancho, con su cacaraco amarillo, sus botas con toperoles, sus lentes, respirador, tapones y su trompo listo para perforar la roca.
Al verlo entendí porque le decían el chaqueta, pues el cacaraco constaba de dos partes, un pantalón amarrillo de pvc y una chaqueta larga.
La pega era ir perforando la roca para hacer un pique vertical de 12 metros y después dos laterales de como 6 metros para llegar a los buzones y poder destrancarlos, “ pique de destranque se les denomina “Este era un huaso
minero, le gustaba cantar rancheras y tocar la guitarra, un minero antigüito en el mineral. Alto, delgado de grandes manos y mucha fuerza.
Primero este perforaba dos tiros a la caja del cerro, para luego colocar dos patas mineras “o fierros redondos” que quedaban sobresalidos para colocar sobre ellos un tablón, donde el chaqueta se paraba y colocaba su máquina perforadora o trompo. “Este era como un gran taladro neumático con brocas de 1.5 metros, también por el lado tenía una manguera para el agua y el aire, el agua para que no levantara tanta polvareda al barrenar, y fuera saliendo el material, el aire para el embolo, que era el que iba levantando el trompo de acuerdo a la presión del aire que uno le daba.
Si le daba poco este trompo se bajaba y había que hacer mucha fuerza para que no se cayera, si le daba mucho se trancaba la broca, entonces tenía un punto exacto para que fuera perforando y avanzando de acuerdo a como avanzaba la perforación.
Mi labor ese día era instalarle las mangueras y una vez hecho esto ir a buscar el explosivo, para colocar en las perforaciones y así avanzar en el pique 1.50 metros.
Ya instalado el Chaqueta se dispuso a barrenar hacia arriba, era un ruido ensordecedor y el agua caía sobre su cacaraco amarillo dejándolo embarrado y mojado… tapones en los oídos y el capuchón hacían que tomara una forma fantasmagórica, yo tomé el saco minero y me las emplume al polvorín a buscar la dinamita 30 cartuchos, primacol, o cordón detonante, una guía de 6 minutos, la guía venia en un bolsito aparte junto al cordón detónate, y en el saco minero los cartuchos de dinamita, tenía que caminar con una banderita amarilla y negra, gritando explosivo, para que los mineros tuvieran que dar paso y apagar el cigarro o llama abierta al paso mío.
Era un largo camino del teniente 6 a teniente sub 6… salir a la rampa, bajar… unos 20 minutos hasta llegar a la jaula… en el camino se veían una serie de túneles que llevaban a diferentes lugares, todo un enjambre que uno se aprendía con el tiempo. Era muy fácil perderse… si uno era guaren, los mineros antiguos te decían si andas perdido recuerda si las cañerías de aire y el agua están a tu derecha es que vas saliendo de la mina, si están a tu izquierda es que vas entrando.
Llegue a la jaula, la cual me dejo en el sub 6 camine al polvorín y solicite lo pedido. Ya con mi cargamento y mi banderita comencé a caminar gritando por el trayecto Explosivoooooo…. Explosivooooooo… llame al jaulero y éste tenía que subirme solo al nivel, por el cargamento que llevaba, ya en el 6 debía subir esa rampa que de bajada eran 20 minutos, pero de subida por lo inclinada eran como 35 a 40 minutos, comía las piernas decían los viejos, las piernas dolían y la respiración se agitaba, ya
terminada la rampa me las enfilaba al cruzado donde estaba el Chaqueta a punto de terminar de barrenar sus tiros.
Una vez terminado había que sacar todo, mangueras del aire, agua y el trompo… después se debía rajar los cartuchos, para cuando se metieran en la perforación se apretaran contra el cerro al hacer un poco de presión. Se le pasaba el primer cartucho con el cordón detonante, se introducía y con el coligue se empujaba hasta que llegara al final de ésta, después se colocaban más cartuchos hasta llenar la perforación, así con cada tiro; se amarraba el cordón detonante a la guía, se colocaba un pedazo de termolita, que era una especie de cable con pólvora que al colocarle fuego de a poco prendía y después encendía la guía que también tenía pólvora y se encendía al llegar al detonante, una vez llegado el fuego a éste, explota haciendo explotar el cordón y este la dinamita.
Pero antes de atracar fuego se sacaba el
tablón, las patas mineras, se aislaba el cruzado, se colocaba los loros, “letreros en que decía prohibido pasar” por radio se pedía la quemada “autorización para encender la guía” y una vez autorizado se encendía , se esperaba unos minutos y se sentía la explosión que remecía el cerro, se entregaba la quemada al despacho “avisaba que había explotado la dinamita” se esperaba a que los gases evacuaran ya que son muy peligrosos, humos nitrosos, si uno ingresaba y había una bolsa de estos gases podía morir; sobre todo en los polvorazo que eran como 100 kilos de explosivo que se detonaban, por eso había que entrar con una maquina a chequear los gases después de unas horas.
Aparte, el polvo en suspensión era tanto, que no se veía a dos metros, así que nos íbamos a la choca… mientras se evacuaban los gases. El choquero, es una especie de pieza rustica en un agujero del cerro, una mesa, unas bancas, una palangana con agua debajo de una cocina eléctrica, donde uno colocaba las ollas a baño María.
El chaqueta sacaba una bolsa de plástico con media docena de huevos duros, 3 panes y una botella con jugo, se disponía a merendar, Esto parece era su menú preferido aparte de fruta. Cada vez que lo veía le decía… Chaqueta a ti que te gusta el hueveo… decía si, frito o duro… y se reía, imagíneselo la cara sucia por el polvo, el traje embarrado, una mascada al pan medio huevo a la boca… tres mascadas y el trago de jugo.
Yo traía una olla chica con arroz con carne y tomaba tecito… ya una vez terminada la choca nos íbamos a la postura.
Ahí estaba el cerro de piedras que había caído con la explosión… el olor a explosivo todavía estaba en el ambiente, se paleaba y despejaba.
En la boca del pique, colocaba la pata
minera y barrenaba dos perforaciones para colocar las patas mineras más arriba… así hasta llegar a los 7 metros de largo este pique y comenzar a barrenas dos piques laterales horizontales, al final de éste, serian piques de destranque u observación de los buzones, todos los días era eso barrenar, quemar, limpiar… y vuelto a empezar… cuando el Chaqueta terminó de hacer los horizontales se fue de vacaciones…
Y se nos encargó con otro gancho palear la saca que fue dejando el pique horizontal del Chaqueta 6 metros de túnel con saca…
Una saca que tenía impregnada el olor y resto de explosivo, así que colocamos aire para sacar gases y agua para ir lavando esta marina. Y así fuera saliendo el explosivo, impregnado en ellas, y así palear para tirar la saca para abajo. y dejar limpio y transitable el pique horizontal.
A la salida del turno de tanto respirar ese olor a
explosivo comencé sentir un fuerte dolor de cabeza, los sesos parecían que se me iban a salir… me latían las sienes y me sentía como si estuviera curado… “ERA LA CURADERA CON EXPLOSIVOS” había personas que lo soportaban más, eran buenos pal explosivo y otros como yo que nos curábamos, a la salida del turno me fui no sé cómo al tren maldiciendo al Chaqueta por haber dejado toda esa saca en el pique… me tumbé en el asiento y la cabeza se me partía… los más antiguos me decían, anda y acuéstate en silencio en tu pieza eso es lo único que te servirá.
Así lo hice… llegue derechito y pedí expresamente que nadie me molestara…
Al otro día desperté ya despejado a retomar la jornada… así descubrí lo que era curarse con explosivo…
El Chaqueta de vacaciones… no volvía hasta dentro de una semana, en la cual estaría yo paleando la saca pique abajo y tratando de curarme lo menos posible.-












Poeta Minero

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