El Monumento
Turno A. La nombrada era en la Quebrada Teniente, en el tren 2. Ese día para el
Perro trabajar de buzonero con el Gato (apodos por los que eran conocidos esos
dos mineros)… ¡¡¡Gueana la pareja!!! grito el camión ,
no vayan a pelear los huevones. Ambos tomaron sus cosas y partieron rumbo al
tren, revisaron los carros, el gato se subió a la máquina y
el perro al carro puntero, ahí el perro era
los ojos del maquinista que estaba en la otra punta, su pega consistía en ir
viendo la ruta , que no hubieran piedras o fierros en la línea, o algún cambio
mal hecho. Sentado en una especie de cabina, disponía de una válvula para
detener el tren en caso de emergencia y una campana para anunciar su paso por
la línea férrea, así iban internándose al cruzado 49 buzón número 20… a
cargar el tren… así llegaron al final del XC. Se bajó el perro y
comenzó a caminar al buzón 20 para cargar, subió una escalera de fierro, llegó
donde estaba los comandos en una tarima, los cuales accionaban unos cilindros
que bajaban una especie de guillotina, dándole paso a las piedras del pique
vertical que llenaban los buitreros. Con el tren en postura el perro sacó
el seguro y comenzó a llenar los carros que estaban debajo suyo. Accionando la
válvula de la guillotina comenzó a descender y el río de piedras comenzaba a
llenar uno por uno los carros, hasta que en un carro quedó a medio llenar. Hizo
sonar dos veces la chicharra que era la señal para que el maquinista detuviera
el tren, una vez detenido tocó la chicharra tres veces que era la señal para
que el tren se devolviera hasta quedar en posición para completar el carro. El
factor de carga era de 20 toneladas por carro, si estos llevaban menos, bajaban
el factor de carga y eso significaba que las metas de producción se alejaban.
Una vez en postura tocaba la chicharra una vez, que era la señal para que
avanzara y así procedió a cargar los carros de nuevo, alcanzó a llenar 10
carros de los 13 así que avisó y le dijeron que se cambiara al buzón 19 que
estaba más abajo para terminar de cargar el tren, subió la guillotina cortaba
el aire y no se bajara sola, descendió del buzón para subir al otro que estaba
al lado, subió la escalera, sacó el seguro accionó la chicharra una vez y
comenzó a rodar el tren y así termino de llenar los 13 carros. Una vez
terminado tocó la chicharra una vez largaaaaaaaaa así sabía el maquinista, o
sea, el gato que el tren estaba lleno, se detenía para esperar
que el perro bajara y se subiera al puntero, una vez en el
puntero el perro le avisó por radio que estaba ok, el gato pedía
línea para ir a vaciar el tren al OP 17 o 18. El despachador le da línea al OP
18 a vaciar, “ EL OP18 era un inmenso hoyo vertical que llegaba a
teniente 8 donde estaban los trenes de 100 toneladas que iban vaciando
este hoyo, y de ahí rumbo a la planta de chancado”
El tren se
puso en movimiento, el perro escuchó por la radio que un
ganchito lo alerta sobre un coligue en el primer carro tocando la antena.
Los carros tenían un sistema de vaciado automático que se activaba con una
antena que al pasar por el centro del OP tocaban una plancha metálica
fija y así se activaban una vez que el maquinista estaba en posición de
vaciar”, el perro le avisó al gato que
vaciaran de inmediato al llegar al OP por si el carro estaba activado, el gato muy
enojado dijo que el reglamento decía pasar con todo el tren al otro lado
del OP y comenzar a vaciar los carros del último al primero, el
perro pensó “puta el huevón porfiado, si el coligue está pasando a
llevar la antena, al dar la energía y al pasar el ultimo carro se abrirá el
primero también, pero que chucha, (resignado), así será”
El tren llegó a la estación de vaciado “OP 18” el perro descendió
del carro puntero, subió a la plataforma, se puso la cola de seguridad en la
piola aérea, de ahí miraba el vaciado, tomaba el pinocho, se subía a las
compuertas por una pestaña y hacía con éste una palanca para que estas
compuertas abrieran más, y así cayeran las rocas grandes. El gato puso
el tren en posición, al llegar la antena del último carro frente a la planchita
que había en el OP el gato dio energía al sistema, la antena
apenas tocó la plancha se abrió conjuntamente con el primer carro, el
perro se agarraba la cabeza a dos manos y dijo, Le dije al
huevón que esto pasaría, la saca del primer carro cayó al suelo
impidiendo que la locomotora siguiera su trayecto, para colmo, el gato que
no le gustaba perder, trato de pasar con la locomotora por encima de todas las
piedras, y al tratar de hacerlo se desrieló de las ruedas delanteras, con ellas
en el piso quedó la locomotora y el tren sin movimiento, cuando llegó el perro y
vio esto más se enfureció, y le dijo -Puta, te dije gato por
la chucha que vaciáramos el tren al revés… para que no pasara esto,”
el gato solo movía los hombros en señal de la cagué, el perro tomó
la pala más caliente que la cresta y comenzó a limpiar el sector, sabía que
había que sacar la saca de las vías para poder enrielar la locomotora, colocando
los perros enrieladores, así que paleaba echando humo de rabia. Para colmo
llegó el molestoso del José a ver qué cagada había quedado, miraba y
decía huevadas… esto enfureció más al perro. Al verlo con las manos
en los bolsillos sin atinar a ayudar y solo criticando, enterró la pala
con furia en la saca y dijo con su vozarrón, En vez de estar mirando con las manos
en los bolsillos contándote las huevas, por qué no ayudai a limpiar esta cagada
flojo de mierda”.
Al terminar de decir eso escuchó una voz - Y qué querías que te haga un
monumento con las cagadas que te mandas. Era el jefe que había
llegado por el otro lado y estaba mirando con las manos en los bolsillos. El
perroal escucharlo se levantó más que rápido y le dijo al jefe, Chucha
jefe, no le decía a usted sino al huevón del José. El jefe indignado le dijo,
Voz siempre andas tirando chirolazos, así que apenas termines
de arreglar la cagada te vas a mi oficina ahí vamos a conversar mejor. El jefe
se fue y el José cagado de la risa.
El
perro terminó de limpiar la línea férrea, transpirado más que la
cresta se fue a la oficina y ahí el jefe lo mató a cachas, el pobre perro escuchaba
en silencio sabía que el jefe no le creería que él dio la orden correcta y
que el gato no la acató y, que le había echado las chuchadas
al José y no a él.
Desde entonces, quedó establecido el monumento pal perro por
culpa del gato.
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