Con la pata izquierda



Con la pata izquierda
            (Sábado, Media noche).

            Un calor insoportable que no me dejaba dormir, me daba vueltas en la cama como pollo al espiedo tratando de conciliar el sueño, para peor, mis vecinos buenos para la pachanga estaban de fiesta. Música a todo volumen, risas, gritos.  Y calor uffff… imposible dormir en esas condiciones. Esperaba las 2 :30 AM por lo menos llegaría la fresquita. Llegó, y aliada con el cansancio  me vencieron.
De pronto sonó la alarma 5. 40 AM hora de levantarse, pero no habían ganas con apenas 3 horas de sueño, 5 minutitos más, me dije…de pronto una voz, -Viejo te quedaste dormido son 10 para las 6-. Como un resorte salté de la cama, me puse los pantalones, los zapatos, la chaqueta, metí los calzoncillos, los calcetines y la camisa al bolso, y salí corriendo rumbo a la parada del bus, sabía que si llegaba a las 6 un minuto lo perdía. 3 cuadras a mil por hora como si fuera en las olimpiadas, hasta que los viejos me divisaron y pidieron que el chofer me esperara, subí con el corazón en la mano, Lo logré ufff.
            Traté de dormir pero seguía agitado. Recién a la altura de Maitenes recobré la tranquilidad y me pegué un pestañeo y ya estaba en Colon para el cambio de ropa y tomar el otro bus que me llevaría a la mina de cobre subterránea más grande del mundo “ El Teniente, de Codelco Chile”.
            Al llegar al pasillo donde está mi casillero “400” ¡Se me habían olvidado las llaves! Puffffffffff, fui maratónicamente a la oficina para que cortaran mi candado y sacar mis atuendos de minero y lámpara. Volvimos con el ganchito y el napoleón, le indiqué…justo me habla otro ganchito, giro, y oigo, Ya ganchito, está cortado, miré el casillero y me tomo la cabeza a cuatro manos, nooooooooooooooooo, gancho por las re…  ese no es mi candado. Había cortado el del casillero contiguo que era del Ratón y puta que era mal genio. El ganchito no hallaba que decir, y a juego perdido, cortó el mío. Tuve que conseguir dos candados y cerrar o a la vuelta no encontraría nada (y al Ratón enfurecido). Me vestí más que apurado, puse uno de los candados en el casillero del Ratón el otro en el mío y partí a dejar las llaves para que cuando llegara mi gancho en el otro turno, pudiera abrir su casillero. Dicen que cuando llegó y vio que no podía abrir su candado y encontró el otro cortado tiritaba de rabia echando puteadas para todos lados,  hasta que fue a buscar a los que cortan los candados y ahí le pasaron la llave que le dejé; Yo una vez terminado el turno llegué a mi casillero saqué la llave y traté de abrir mi candado, y éste no habría, lo intente 3 veces, y nada. Entonces, me di cuenta de la cagadita que había hecho. Me había equivocado de llaves, me traje las del Ratón y a él, le dejé las de mi nuevo candado… El Ratón tuvo que cortar el candado echando garabatos y chispas por todos lados y yo de nuevo también tuve que cortar el mío. Así fue que por pajarón, me eché cuatro candados en un día y pa rematarla, casi me aforra el Ratón.



Comentarios

Ja,ja,ja,jaaaa..... buen relato, divertido y real.

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